martes, 30 de diciembre de 2008

El valiente Despereaux


Érase una vez un lejano reino llamado Dor donde la desgracia acabó un día con las sonrisas y la alegría del pueblo, dejando a su rey abatido y a la princesa triste y desconsolada. En esos aciagos días nació Despereaux Tilli, un valiente ratoncillo dispuesto a darle la vuelta a las tornas del destino. El cuento infantil de Kate DiCamillo es un libro de 272 páginas que ha sido reducido a 94 minutos de metraje, y eso a veces se nota, sobre todo hacia el final de la película, y en algunas de las historias que conforman la bonita fábula ideada por la escritora de cuentos infantiles norteamericana. La película está dirigida por Robert Stevenhagen, realizador de la inadvertida Ratónpolis, y codirigida por Sam Fell. El diminuto ratón de desmesuradas orejas nos recuerda a veces al ratón gourmet de Ratatouille, la magnífica película de los siempre magistrales artífices que trabajan en Pixar Animation, ya que en sendos relatos la cocina tiene una importancia considerable, aunque de manera muy distinta diría yo. En aquella el acto creativo de cocinar nos llevaba por unos derroteros poco comprensibles para un niño, y en ésta los temas tratados en cambio resultan llanos y simples, pero no por ello menos válidos. Es más, si algo falta en las películas de animación de hoy en día es la inocente simplicidad propia de los relatos de estas características. Lamentablemente muchas de las películas de animación que se vienen haciendo desde que la tridimensionalidad opacó al dibujo tradicional en dos dimensiones, obvian la creativa labor de contar algo más allá de la gracia facilona e irreverente. No siempre es desdeñable, cuando como en el caso de Pixar el espectador inteligente adivina un trabajadísimo guión, que esconde siempre mucho más de lo que se nos cuenta con un primer vistazo, operando a distintos niveles, y haciéndose así con un público más adulto, permitiendo siempre la revisión, y siempre arrancándonos una sonrisa. La historia del ratoncito Despereaux nos habla del perdón, del coraje, y sobre todo de lo superficial que es a veces juzgar a los demás por la apariencia.
El Valiente Despereaux retoma la siempre agradecida labor de adaptar un cuento clásico, como antaño Disney, o no tan clásico, evitando la interminable sucesión de gags, sin dejar por ello de divertirnos. Tal vez en ocasiones el ritmo de la narración acabe por aburrir a un niño, dada la penosa falta de atención que padecen muchos de los niños hoy en día, y no tan niños, acostumbrados a frenéticos metrajes, donde poco se insinúa, y todo se expone, donde la pausada narración da paso a la inmediatez más desconcertante, y donde la reflexión más nimia apenas tiene cabida. Tal vez digo, porque la película tiene momentos muy buenos, sobre todo cuando el pequeño Despereaux deja atónitos a sus mayores en la escuela al mostrar una total falta de temor a todo lo que lo rodea, cuando precisamente en la escuela les enseñan a tener miedo, y a saber huir. Despereaux no huye y no teme a nada, y tiene el coraje de hablar con humanos, porque el ratoncito es más grande que los demás, pues su valor no tiene cabida entre seres tan medrosos, que recelan de su coraje y lo culpan por ello, porque ellos son cobardes. Un paria que deberá aceptar una vida que no esté guiada por el miedo, un mundo gobernado por dragones, y doncellas en peligro.
Cuando la película recurre a los flashbacks opta por el dibujo bidimensional, acercándose al dibujo tradicional, cuya estética acompaña perfectamente a la narración. Framestore Feature Animation es la compañía que se ha encargado de la realización visual del cuento, un muy buen trabajo, los decorados y fondos de la ciudad de Dor aunque a veces resulten algo pobres son espléndidos, y siempre se nos muestran bajo el velo pergaminoso del pintor renacentista Brueghel; sin embargo algunos de los personajes adolecen de una caracterización poco acertada, fallida en mi opinión, en cambio otros, sobre todo los principales, y muy especialmente el ratoncito Despereaux y sus progenitores, son perfectos, y resultan entrañables.
Todos nos sentimos atraídos por el diminuto roedor, cuyo valor es aún más grande si cabe que las orejotas que luce.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

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Dead Mad Joker dijo...

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Gabriel Arrom dijo...

Pues sí, se ha llenado de spams, "how can you write a so cool blog,i am watting your new post in the future!". He echado unas risas con este último. Una verdad como un templo.

Anónimo dijo...

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