viernes, 11 de septiembre de 2009

Listado de películas del Festival de SITGES 2009


INAUGURACIÓ


[REC]2. Paco Plaza i Jaume Balagueró. 2009.


SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC COMPETICIÓ - (Trailers)

ACCIDENT. Soi Cheang. 2009.
ACCIDENTS HAPPEN. Andrew Lancaster. 2009.
THE CHILDREN. Tom Shankland. 2008.
COLD SOULS. Sophie Bartes. 2009.
THE COUNTESS. Julie Delpy. 2009.
LES DERNIERS JOURS DU MONDE. Jean-Marie i Arnaud Larrieu. 2009.
DOGTOOTH (KYNODONTAS). Yorgos Lanthimos. 2009.
DORIAN GRAY. Oliver Parker. 2009.
ENTER THE VOID. Gaspar Noé. 2009.
GRACE. Paul Solet. 2009.
HEARTLESS. Philip Ridley. 2009.
HIERRO. Gabe Ibáñez. 2009.
LA HORDE. Yannick Dahan i Benjamin Rocher. 2009.
INGRID. Eduard Cortés. 2009.
KINATAY. Brillante Mendoza. 2009.
METROPIA. Tarik Saleh. 2009.
MOON. Duncan Jones. 2009.
MR. NOBODY. Jaco Van Dormael. 2009.
MUSASHI: THE DREAM OF THE LAST SAMURAI. Mizuno Nishikubo. 2009.
NE TE RETOURNE PAS. Marina de Van. 2009.
SPLICE. Vincenzo Natali. 2009.
THIRST. Park Chan-wook. 2009.
TIMER. Jac Schaeffer. 2009.
YATTERMAN. Takashi Miike. 2009.


SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC PANORAMA

9. Shane Acker. EUA, 2009.
BAD LIEUTENANT: PORT OF CALL NEW ORLEANS. Werner Herzog. 2009.
CARGO. Ivan Engler i Ralph Etter. 2009.
CARRIERS. Àlex Pastor i David Pastor. 2009.
THE COLLECTOR. Marcus Dunstan. 2009.
CROWS 2. Takashi Miike. 2009.
DEAD SNOW. Tommy Wirkola. 2008.
LOFT. Erik Van Looy. 2008.
ORPHAN. Jaume Collet-Serra. 2009.
PANDORUM. Christian Alvart. 2009.
PANIQUE AU VILLAGE. Stéphane Aubier y Vincent Patar. 2009.
PARANORMAL ACTIVITY. Oren Peli. 2007.
THE SHADOW. Federico Zampaglione. 2009.
SOLOMON KANE. Michael J. Basset. 2009.
SORORITY ROW. Stewart Hendler. 2009.
SUMMER WARS. Mamoru Hosada. 2009.
GEORGE A. ROMERO’S SURVIVAL OF THE DEAD. George A. Romero. 2009.
VALHALLA RISING. Nicolas Winding. 2009.
ZOMBIELAND. Ruben Fleischer. 2009.


SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC PANORAMA – BRITISH FOCUS

DOGHOUSE. Mike Loveday. 2009.
THE DESCENT: PART 2. John Harris. 2009.
THE ECLIPSE. Connor McPherson. 2009.
LESBIAN VAMPIRE KILLERS. Phil Claydon. 2008.
MALICE IN WONDERLAND. Simon Fellows. 2009.


SITGES ESPECIALS

CELDA 211. Daniel Monzón. 2009.
CLIVE BARKER'S BOOK OF BLOOD. John Harrison. 2009.
CLIVE BARKER'S DREAD. Anthony DiBlasi. 2009.
THE FROST. Ferran Audí. 2009.
THE HURT LOCKER. Kathryn Bigelow. 2008.
THE IMAGINARIUM OF DR. PARNASSUS. Terry Gilliam. 2009.
NADIE INQUIETÓ MÁS. Gustavo Leonel Mendoza. 2008.
NIGHTMARES IN RED, WHITE AND BLUE. THE EVOLUTION OF THE AMERICAN HORROR FILM. Andrew Monument. 2009.
TETSUO: THE BULLETMAN. Shinya Tsukamoto. 2009.


SITGES CLÀSSICS

ALIEN (ALIEN, EL 8. PASAJERO). Ridley Scott. 1979.
A CLOCKWORK ORANGE. Stanley Kubrick. 1971.
THE PIT AND THE PENDULUM (EL PÉNDULO DE LA MUERTE). Roger Corman. 1961.
ZOMBI 2 (NUEVA YORK BAJO EL TERROR DE LOS ZOMBIS). Lucio Fulci. 1979.


SITGES CLÀSSICS – HOMENATGE ALS 80

A NIGHTMARE IN ELM STREET (PESADILLA EN ELM STREET). Wes Craven. 1984.
GHOST BUSTERS (LOS CAZAFANTASMAS). Ivan Reitman. 1984.


SECCIÓ OFICIAL NOVES VISIONS

FICCIÓ

BRONSON. Nicolas Winding Refn. 2009.
DELIVER US FROM EVIL. Ole Bornedal. 2009.
THE FORBIDDEN DOOR. Joko Ankwar. 2009.
THE FOREST. Ashvin Kumar. 2009.
THE HOUSE OF THE DEVIL. Ti West. 2009.
INDEPENDENCIA. Raya Martin. 2009.
MORPHIA. Alexei Balabanov. 2008.
NYMPH. Pen-ek Ratanaruang. 2009.
PONTYPOOL. Bruce McDonald. 2008.
SYMBOL. Hitoshi Matsumoto. 2009.
VAN DIEMEN'S LAND. Jonathan auf der Heide. 2009.
VISAGE. Tsai Ming-liang. 2009.
WHITE LIGHTNIN’. Dominic Murphy. 2009.

NO FICCIÓ

BEST WORST MOVIE. Michael Paul Stephenson. 2009.
CROPSEY. Joshua Zeman i Barbara Brancaccio. 2008.
SON AND MOON (DIARIO DE UN ASTRONAUTA). Manuel Huerga. 2008.

DISCOVERY

1. Pater Sparrow. 2009.
AMER. Hélène Cattet i Bruno Forzani. 2009.
COLIN. Marc Price. 2008.


ORIENT EXPRESS-CASA ÀSIA

20th CENTURY BOYS - CHAPTER 2. Yukihiko Tsutsumi. 2009.
20th CENTURY BOYS - CHAPTER 3. Yukihiko Tsutsumi. 2009.
CHAW. Shin Jung-won. 2009.
GOEMON. Kazuaki Kiriya. 2009.
HAEUNDAE. Yun Je-gyun. 2009.
IP MAN. Wilson Yip Wai-shun. 2008.
MERANTAU. G. H. Evans. 2009.
VENGEANCE. Johnnie To. 2009.


ANIMA'T

EVANGELION 2.0. Masayuki i Kazuya Tsurumaki. 2009.
FIRST SQUAD. THE MOMENT OF TRUTH. Yoshiharu Ashino, Misha Shprits i Aljosha Klimov. 2009.
GENIUS PARTY BEYOND. Mahiro Maeda, Kazuto Nakazawa, Shinya Ohira, Tatsuyuki Tanaka i Koji Morimoto. 2008.
IN THE ATTIC: WHO HAS A BIRTHDAY TODAY? Jirí Barta. 2009.
KING OF THORN. Kazuyoshi Katayama. 2009.
LASCARS (ROUND DA WAY). Albert Pereira-Lázaro i Emmanuel Klotz. 2009.


ANIMA'T NENS

MY NEIGHBOR TOTORO. Hayao Miyazaki. 1988.
THE SECRET OF KELLS. Tomm Moore i Nora Twomey. 2009.
OBLIVION ISLAND: HARUKA AND THE MAGIC MIRROR. Shinsuke Sato. 2009.
YONA YONA PENGUIN. Rintaro. 2009.


MIDNIGHT X-TREME

BLACK DYNAMITE. Scott Sanders. 2008.
THE HILLS RUN RED. Dave Parker. 2009.
BREAK. Matthias Olof Eich. 2009.
HARD REVENGE MILLY.
HARD REVENGE MILLY BLOODY BATTLE. Takanori Tsujimoto. 2008/2009.
THE HORSEMAN. Steven Kastrissios. 2008.
THE HUMAN CENTIPEDE. Tom Six. 2009.
THE LOVED ONES. Sean Byrne. 2009.
MACABRE. The MO Brothers. 2009.
RECON 2023: THE GAUDA PRIME CONSPIRACY. Christian Viel. 2009.
THE REVENANT. Kerry Prior. 2009.
SAMURAI PRINCESS. Kengo Kaji. 2008.
SMASH CUT. Lee Gordon Demarbre. 2009.
VAMPIRE GIRL VS. FRANKENSTEIN GIRL. Naoyuki Tomomatsu i Yoshihiro Nishimura. 2009.
WASTING AWAY. Matthew Kohnen. 2007.
YAMAGATA SCREAM. Naoto Takenaka. 2009.
ZONE OF THE DEAD. Milan Konjevic. 2009.


MONDO MACABRO

MAHAKAAL (THE MONSTER). Tulsi i Shyam Ramsay. 1993.
VEERANA (THE WILDERNESS). Tulsi i Shyam Ramsay. 1988.


ELS ALTRES FANTÀSTICS: IMAGINARI I AUTORIA EN EL CINEMA CATALÀ I ESPANYOL CONTEMPORANI

BRUJA, MÁS QUE BRUJA. Fernando Fernán-Gómez. 1977.
CADA VER ES... Ángel García del Val. 1981.
EL ESPÍRITU DE LA COLMENA. Víctor Erice. 1973.
EL PERRO. Antonio Isasi Isasmendi. 1977.
EL SUEÑO DEL MONO LOCO. Fernando Trueba. 1989.
LA CASA SIN FRONTERAS. Pedro Olea. 1972.
LA MADRE MUERTA. Juanma Bajo Ulloa. 1993.
LAS CRUELES. Vicente Aranda. 1969.
VAMPYRES (LAS HIJAS DE DRÁCULA). José Ramón Larraz. 1974.
VIVA LA MUERTE! AUTOPSIE DU NOUVEAU CINÉMA FANTASTIQUE ESPAGNOL. Yves Montmayeur. 2009.


SEVEN CHANCES

UN LAC. Philippe Grandrieux. 2008.
MARY AND MAX. Adam Elliot. 2008.
NUCINGEN HAUS. Raoul Ruiz. 2008.
PALERMO SHOOTING. Wim Wenders. 2008.
LA TERRE DE LA FOLIE. Luc Moullet. 2009.
LES YEUX SANS VISAGE (LOS OJOS SIN ROSTRO). Georges Franju. 1959.
YOUTH WITHOUT YOUTH. Francis Ford Coppola. 2007.


CLOENDA

Per confirmar - Por confirmar - To be confirmed

domingo, 6 de septiembre de 2009

Sitges 2009: Secció Oficial Fantàstic a competició

1. Hierro



2. Ingrid



3. Enter the Void



4. Kinatay


5. Splice



6. Mr. Nobody



7. Accidents happen



8. Cold Souls



9. TiMER



10. La Horde



11. Les derniers jours du monde



12. The Children



13. Dorian Gray



14. Accident



15. Thirst


16. Yatterman



17. Grace



18. Dogtooth (Kynodontas)



19. Moon



20. The Countess



21. Ne te retourne pas





22. Metropia





domingo, 7 de junio de 2009

Terminator Salvation


Es el año 2018. Skynet y su ejercito de Terminators dominan el mundo entero tras el día del Juicio Final. El poco resto de humanidad que sobrevive en los vastos desiertos y ciudades en ruinas ven solamente la muerte en su futuro. Pero aún queda esperanza. Una voz aún consigue darles la fuerza necesaria para luchar contra las máquinas, una voz que se escucha en todos los rincones del planeta y que mantiene unidos los corazones. John Connor sigue vivo y éste es el comienzo de su leyenda. Empieza la saga del Juicio Final, la guerra definitiva contra Skynet.

"MCG" (Joseph McGinty Nichol) nos presenta una muy aceptable y entretenida unión entre la saga protagonizada por nuestro querido Arnold Schwarzenegger y la nueva (¿trilogía?) versión protagonizada por un Christian Bale, cual últimamente protagoniza bastantes superproducciones.

La película mantiene bastante relación con las anteriores en argumento y protagonistas. Viejos conocidos aparecen en pantalla a su manera y el guión, aunque un poco plano y no demasiado emotivo como se esperaba, cumple con el objetivo de respetar sin alteraciones la cronología y hechos pasados de la saga y contarnos por fín la época de guerra entre hombres y máquinas que tantos fans ansiaban por ver.

Recordando las escenas de introducción de Terminator 2, en las que se veía un mundo oscuro lleno de fuego, destrucción y robots de distintos tamaños y formas, imaginabamos que dicha visión se trasladaría de manera mucho más espectacular en ésta "cuarta" entrega, ya que los si consiguieron recrear esa impresionante introducción en 1991, a saber como seria esa ambientación en el año que estamos. Pues en gran parte, MCG ha conseguido recrear muy bien la sensación de destrucción y soledad, ambientando la guerra contra los Terminators en un planeta totalmente desértico y lleno de ciudades en ruinas en las que sobreviven pocos supervivientes, vigilados por los Terminators. Los diseños de los robots también son de los más variados, algunos más basados en la forma clásica que conocemos desde el principio y algunas nuevas incorporaciones como las motocicletas o con forma de serpiente capaces de bucear por el agua. Al igual que también hay distintas versiones de los modelos, para mostrar las generaciones de robots desde el comienzo de la guerra antes del conocido modelo T-800, la de nuestro Arnold en las pasadas películas. Toda esa sensación de guerra y destrucción es representada con una fotografía quemada y árida en las escenas exteriores, mezclada con escenas oscuras y colores vivos como el fuego o el metal de los edificios en interiores. Una forma de rodar que también usó Cameron en Terminator 2, pero con mucha mejor habilidad y acierto, usando muy bien los colores para cada uno de los momentos. Como por ejemplo las escenas con el T-1000, fríos y con tonos azulados en el hospital durante el rescate de Sarah Connor o el rojo metalúrgico de las escenas finales.

La película en sí es muy entretenida y en general será para gusto de los fans y de los que simplemente quieran ver una película de acción. Especial mención a la espectacular escena del Terminator gigante, en el que se realiza un buen trabajo de sonido y producción. La criatura en sí recuerda en ocasiones a las vistas en "La Guerra de los Mundos". Y también se hace notar el gusto del director por las secuencias de acción sin cortes, con las que consigue mantener al espectador atento a la pantalla. Como opinión personal pero, me quedo con la persecución de coches con grúa incluida de Terminator 3, para mi mucho más bien rodada ya que da más sensación de destrucción más real al no usar tanta animación por ordenador. En ésta nueva película peca un poco de usar demasiados efectos digitales para secuencias que tal vez, rodadas a la vieja usanza, hubieran quedado mucho mejor. Luego también está el hecho, criticable o no, de que en ocasiones parece que los nuevos terminators son muy inteligentes para unas cosas y un tanto torpes para otras, cuando la saga te da a entender que usan una inteligencia artificial muy avanzada, como puede observarse en cierta escena con John Connor y una de las motocicletas. Pero obviando esa clase de detalles, acción y espectáculo no le faltan.

Christian Bale cumple con su cometido como futuro salvador bastante bien. Aunque puede que se cree un poco de confusión al haber existido ya varios tipos de actores haciendo el mismo papel (incluyendo al de la serie de "Las Crónicas de Sarah Connor"), pero si no somos rebuscados con el físico del protagonista, éste cumple bien como el personaje más importante de la historia. Un personaje valiente, con unas ideas y convicciones muy claras que, apoyadas por los recuerdos de su madre, está dispuesto a luchar bajo a cualquier precio para conseguir la victória sobre las maquinas. No podemos decir lo mismo de su compañera, Kate Brewster, bastante distinta a la neurótica interpretada por Claire Danes en la película anterior, en la que parece que solamente está ahí por mero hecho presencial, ya que no aporta casi nada al argumento. No podemos decir lo mismo del rejuvenecido Kyle Reese, interpretado por un joven Anton Yelchin o también conocido recientemente como el Teniente Chekov en la nueva versión de Star Trek estrenada hace poco, en la que se nos muestra como un joven lleno de valentía y con ganas de lucha, bien adaptado como el personaje que vimos en la primera película y con bastante parecido físico por cierto. Además, el director se guarda una muy grata sorpresa que seguro será del agrado de los fans entre el elenco de actores.

Terminator Salvation quizás sea la primera parte de una nueva trilogía que esperemos mejore con las dos siguientes entregas y así poder contarnos de la forma que se merece la saga, el origen de uno de los iconos más conocidos del cine contemporáneo. ¡Sayonara, Babies!

Lo Mejor: Las escenas de acción y el gran espectáculo pirotécnico que dura de principio a fín casi sin respiración. El diseño de los distintos terminators. Una inesperada sorpresa.
Lo Peor: Que el argumento no sea tan emocionante y digno como se esperaba, pero se mantiene muy fiel a lo contado hasta el momento. Algunas escenas son un tanto exageradas, otras no tienen mucho sentido o también abusan de los efectos digitales.

domingo, 31 de mayo de 2009

Ong Bak 2 (La Leyenda del Rey Elefante)


Todos los aficionados al cine de artes marciales tenemos por lo menos tres grandes ídolos conocidos a nivel internacional: Bruce Lee, Jackie Chan y Jet Li. Cada uno, con sus estilos de lucha característicos, nos enseñaron que no se necesitan efectos especiales generados por ordenador para rodar grandes películas de acción. Bruce Lee nos dejó tras su muerte con grandes clásicos del género. Jackie Chan nos demostró que acción y humor pueden ser compatibles y Jet Li nos enseñó la cara más furiosa del kung Fu.
Pero a todos los artistas les llega su declive y el paso de los años les deja factura. Los grandes de antaño ya no són tan rápidos como entonces y sus luchas ya no nos dejan tan boquiabiertos. A cada película nueva, la necesidad de sangre nueva era más que necesaria. Fué entonces cuando allá por el 2003, se estrenó por sorpresa una película tailandesa llamada 'Ong Bak', protagonizada por un joven llamado Tony Jaa, que arrasó con el público con algo totalmente nuevo, fresco y sobretodo, brutal. El Kung Fu estaba muy visto. Ahora le llegaba el turno al "Muay Thai".
Tony Jaa se ganó rápidamente el caríño del público y su primera película fue el estrellazo a lo más alto. Nos mostró su veloz e impactante estilo de lucha, combates rozando la realidad y coreografías espectaculares. Nadie ha olvidado aún esos duros golpes con las rodillas y codos o el sonido del crujir de los huesos de sus enemigos gritando dolorosamente.
Repitió éxito un tiempo después con el estreno de 'Thai-Dragon', en el que combinó su estilo con otros como el de las espadas o el del Capoeira con un espectacular combate.
Ahora llegará a España su nueva super producción y primera película como director, en el que abandona el humor y los aires de ciudad de sus dos anteriores películas para hacernos viajar al pasado, más o menos al año 1400, para presentarnos una historia de valentía y superación en un mundo lleno de traición, pobreza y delincuencia.
Tony Jaa nos cuenta la historia de Tien, un niño que es capturado tras la muerte de su família por un grupo de piratas y delincuentes al que su líder, al ver la fuerza del joven, decide entrenarlo en las artes marciales y en el manejo de las armas para así convertirlo en un gran guerrero. Con el paso de los años, los recuerdos de Tien le hacen emprender la búsqueda al responsable de la muerte de su família y reclamar así la venganza que se merece.
Ante todo, aclarar que Ong Bak 2 no es la continuación de su primera parte y es más, no tiene relación alguna con la historia del muchacho que luchó hasta el final para recuperar una cabeza de buda. Supuestamente el título puede deberse a una campaña de marketing o de publicidad para atraer al público, algo que puede dar a confusión al público.
En ésta nueva historia se nos presenta a un Tony Jaa más maduro y serio con unos combates llenos de fuerza y originalidad, ya que ésta vez veremos al protagonista manejar multitud de armas distintas y varios estilos de lucha cuerpo a cuerpo que aumentan en espectacularidad a cada minuto hasta su final. Ya no se nos muestran los combates desde distintos angulos como en la anterior para mostrarnos su técnica y los diálogos son más bien escasos notándose que ya no le hace falta más presentación al actor, si no que ha decidido ir directo al grano y mostrar la lucha en su esplendor, haciendo que aunque ya no exista el factor sorpresa de la novedad que fué antes, sigue funcionando igual de bien. Ritmo vertiginoso usando momentos a cámara lenta (a veces un poco de manera abusiva) y un estilo de rodaje veloz usado a base de aceleración de fotogramas como por ejemplo en la batalla inicial de 'Salvar al Soldado Ryan'.
La ambientación de la tailandia de la época (la película fué rodada en Australia) es espectacular, recordando en ocasiones a escenas de 'Apocalypto' con sus variopintos personajes y lugares, llenos de pobreza y salvajismo bajo el manto de las tormentas tropicales, mostrándose en sus sanguinarios combates llenos de ira y sin compasión.
En general, una película de brutales peleas con un argumento lleno de tópicos y predecible en que su protagonismo, sin duda, recae en su máximo artista. Un joven que en el futuro, dará mucho de que hablar.

Lo Mejor: Óbviamente sus combates y un Tony Jaa con una puesta en escena más sombría.
Lo Peor: Que la película no se anima de verdad hasta pasada la hora de metraje y la música, que parece sacada de algún que otro videojuego.

viernes, 15 de mayo de 2009

X-Men Orígenes: Lobezno


Un lobo sin garra

A los mutantes de la Marvel es, con casi total seguridad, a quienes les debemos el reciente auge de los superhéroes en el mundo del cine. Con la franquicia de Batman ya patéticamente agotada unos años atrás, X-Men (Bryan Singer, 2000) marcó el pistoletazo de salida para toda una serie de producciones superheroicas que se han mostrado como una garantía absoluta de recaudación y que, en líneas generales, han mantenido un nivel de calidad más que aceptable (salvo deshonrosas excepciones como Daredevil, Elektra o Catwoman). El éxito de esa primera entrega mutante ha propiciado que la franquicia se fuera extendiendo a un ritmo de nueva entrega cada tres años, si bien tras la tercera parte los productores decidieron reestructurar la franquicia e ir estrenando spin offs de los personajes más importantes. Y como no podía ser de otra manera, el mutante elegido para liderar esta nueva oleada ha sido Lobezno, uno de los personajes más interesantes de toda la Casa de las Ideas, y que ya gozara de un creciente protagonismo en cada una de las entregas anteriores de X-Men.

Si con algo partía este nuevo proyecto era con un enorme potencial para realizar una excelente película de acción, y es una verdadera lástima comprobar como gran parte de todo este potencial se ha perdido por el camino. X-Men Orígenes: Lobezno, es una buena película de acción; con escasos ratos muertos resulta entretenida, divertida, y espectacular por momentos, con un protagonista carismático ensalzado por la nuevamente convincente interpretación de Hugh Jackman y un buen plantel de personajes secundarios interesantes. A pesar de ello, decepciona. Decepciona porque todos esperábamos mucho más de Lobezno. Rápidamente nos hemos malacostumbrado a películas maduras de superhéroes, con los recientes estrenos de El Caballero Oscuro de Nolan y los Watchmen de Snyder, sin olvidarnos de las mismas dos primeras entregas de X-Men de Singer. Por supuesto, no es necesario (ni recomendable) el otorgar el enfoque denso de dichas películas a toda adaptación superheroica, puesto que en la mayoría de los casos no es el que precisan. Pero Lobezno… Lobezno sí se merecía mucho más que una simple película de acción. Nosotros, espectadores, merecíamos penetrar en la compleja y atormentada psique de ese mutante que ha pasado casi un siglo de combate en combate, convertido en una máquina de matar casi teledirigida. Merecíamos presenciar los estallidos de furia de una criatura rabiosa, en unos instantes en los que desaparece todo vestigio de su humanidad y se convierte, simplemente, en una bestia luchando por sobrevivir. Y nada de eso nos encontramos. El Lobezno que se nos planta delante apenas saca las garras, y cuando las saca, ni siquiera araña. ¿Y qué sentido tiene hacer una película de Lobezno, si éste no actúa como tal? Pues más bien poco. Para compensar tamaña deficiencia, nos encontramos con nuevos mutantes que hasta ahora no habían aparecido en cine y que al menos le otorgan cierto interés a la cinta. Es el caso de Gambito, que ya había muchas ganas de verle en la pantalla grande y que está perfectamente caracterizado e interpretado; Masacre, cuya participación en la trama se antoja harto escasa; y Dientes de Sable, que a pesar de alejarse de su homónimo en las viñetas constituye un perfecto alter ego para Logan. Estamos pues ante una película diseñada para entretener y contentar a los seguidores de los mutantes que se conformen con pasárselo bien frente a la pantalla, viendo a los mutantes en acción haciendo lo que mejor saben hacer, y esto, desde luego, lo cumple. Veremos si en futuras entregas, que seguro las habrá, cuentan con un guión más atractivo en el que se profundice mucho más y mejor en nuestro mutante favorito.

lunes, 4 de mayo de 2009

The Hunt for Gollum (Enlace)

Ayer mismo se estrenó online The Hunt for Gollum, una película no oficial basada en la búsqueda de Gollum por parte de Aragorn, perteneciente a El Señor de los Anillos. Es un producto hecho por y para fans de la obra de Tolkien, pero con un excelente apartado visual, utilizando de base la adaptación de Peter Jackson. Clickando en el banner, accederéis a dicha película, a la que se le pueden incorporar subtítulos en castellano.


martes, 28 de abril de 2009

Déjame entrar (Låt den rätte komma in - Let the right one in)


Criatura atractiva y repleta de un infinito potencial, el vampiro no ha llegado a alcanzar en el mundo del cine la calidad que sin duda merece. Más allá de unas pocas excepciones, cada vez que se estrena una nueva película de vampiros, ésta acaba suponiendo una nueva decepción. Por poner algunos ejemplos, ahí están las recientes 30 días de oscuridad y Crepúsculo, dos obras con una concepción del vampiro radicalmente opuesta pero que igualmente acaban naufragando en terreno estéril. En una época en la que los vampiros están de moda, más que en ningún otro momento, con el auge de la saga de Crepúsculo en las librerías y de un buen número de series en televisión, nos llega de la fría Suecia una nueva propuesta cinematográfica, avalada nada menos que con el Méliès d’Or a la Mejor Película Europea de Género Fantástico, fallado en la pasada edición 2008 del Festival de Sitges. Ya desde los primeros compases de la película queda bien patente que nos encontramos ante un producto 100% europeo, alejado de los efectismos gratuitos tan propios de la industria norteamericana, de ritmo sosegado y sostenido por imágenes casi estáticas más que por diálogos o acción. Una vez aceptado su lenguaje narrativo, nos perdemos ante la maravillosa y unilateralmente inocente relación que se establece entre Oskar, ese niño de 12 años falto de atención paterna y con problemas de acoso en el colegio, y Eli, la vampiresa encerrada eternamente en un cuerpo de niña. Aquellos que busquen una versión infantilizada de la edulcorada Crepúsculo no hace falta ni que se acerquen al cine. Déjame entrar es una película tremendamente dura, con una dureza potenciada precisamente por poner a un niño en el centro de la ya de por sí cruda historia. Un niño cuya soledad parece llevarlo, en un camino sin retorno, a la locura, cuya única liberación parece consistir en coger un cuchillo y apuñalar en sus fantasías a todos aquellos que abusan de él, evidenciando que muy probablemente pueda llegar el momento en el que la fantasía deje paso a la realidad. Hasta que en su camino se cruza esa otra criatura patológicamente solitaria y, casi como si de un milagro se tratara, las dos soledades confluyen neutralizándose y emergiendo así una relación de dependencia y admiración mutua.

Pero por lo que triunfa absolutamente la película es por la excelente combinación de esta historia íntima de sus protagonistas con el imaginario y los cánones del vampirismo. Por muy tierna que se muestre Eli con Oskar, ésta no deja de ser un vampiro, y ello queda patente en numerosas escenas que sin duda podemos ensalzar a lo más alto dentro del cine vampírico. Entre ellas destacan todas y cada una de las escenas de caza, en las que el vampiro pierde toda su humanidad y se muestra como un animal depredador, la desgarradora resolución de la relación de Eli con su ¿padre?, y, por encima de todo, el momento al que parece hacer referencia la traducción española del título, esa escena en la que se nos muestra qué pasa cuando un vampiro entra sin permiso en un hogar, y que supone una de las secuencias más conmovedoras y escalofriantes que se han visto en años en el género fantástico. Y ya que hemos sacado el tema del ¿padre? de Eli, esa parte de la historia es también de lo más intrigante y la que más puede dejar pensando al espectador y le lleve a interpretar el sentido de la relación de Eli con Oskar de una forma u otra, y aventurar el destino de ese tren al que acaban de subirse.

Ya era hora de que nos viniera una película así, una película que hace verdadera justicia al vampiro. Sí, vamos a dejarla entrar, para que una vez dentro se coloque a la vera del Drácula de Coppola y Entrevista con el Vampiro, en cuya poderosa compañía no habrá de sentir vergüenza.

jueves, 16 de abril de 2009

Señales del Futuro

Es reconfortante comprobar que un director de la talla de Alex Proyas, autor de dos de las mejores cintas de cine fantástico de los años noventa como son El Cuervo (1994) y Dark City (1998), sigue en buena forma después de tantos años. Tras una correcta adaptación de los relatos de Asimov en Yo, Robot, lamentablemente deslustrada por la irritante presencia de un insoportable Will Smith, el mayor handicap de esta su última película parecía recaer de nuevo en la elección de su protagonista, el irregular Nicolas Cage. Por fortuna, el sobrino de Coppola se mantiene comedido, alejado de sus recurrentes histrionismos, y permite que la película fluya de forma natural. Diez años después de Dark City, el director egipcio vuelve a regalarnos una historia inquietante, por momentos bordeando sutilmente los límites del terror, todo ello situado en una atmósfera por completo opresiva y oscura, en la que las sombras parecen ocultar los peores terrores humanos. La mezcla de géneros permitida por la temática argumental supone uno de los grandes aciertos de esta película, puesto que en todos ellos Proyas se muestra cómodo y poseedor de una enorme efectividad. Sin ser, aparentemente, una cinta de terror, no serán pocos los momentos en los que el espectador se sienta atemorizado, especialmente cuando entran en escena esos oscuros personajes, heraldos de la destrucción, que nos pueden recordar a los ocultos de Dark City, los hombres grises de Momo, e incluso los propios Nazgul de El Señor de los Anillos. Por otro lado, podría etiquetarse a Señales del Futuro como cine de catástrofes, y también en este aspecto la película supone un importante triunfo, aunque bien es cierto que la intensidad de las tres catástrofes va en descenso, en claro contraste con la magnitud del evento. Con una situación tan cinematográficamente jugosa como esa última catástrofe, que no desvelaremos aquí, uno esperaba un mayor despliegue visual, una mayor recreación, y lamentablemente todo se queda a medias tintas, con una serie de planos geniales e ilustrativos, sí, pero en cierta medida insuficientes. Sin embargo, donde Proyas muestra su endiablada maestría es en la secuencia del accidente de avión, rodada al completo en un soberbio y complicadísimo plano secuencia que comienza con la caída del avión, y que se prolonga varios minutos, sin el menor corte de plano, durante las tareas de rescate llevadas a cabo por Cage, mientras no deja de haber explosiones por entre los restos del avión, con gente corriendo en llamas por el campo desolado. Toda una lección de cine con mayúsculas. Entre catástrofe y catástrofe, y especialmente tras la segunda de ellas, la historia transcurre más lentamente de lo que seria deseable, notándose cierto estiramiento argumental innecesario. Sin embargo, en sus compases finales, la película retoma el buen pulso del comienzo y se nos brinda un final largo pero intenso y ciertamente emotivo. Una vez nos es revelada la última predicción, o profecía, asistimos a un último giro argumental en el que el director decide mantenerse únicamente como un narrador sin intención de interferir en la interpretación de los hechos por parte del espectador, lo cual algunos verán como una muestra de elegancia y otros como una falta de posicionamiento. En todo caso, a pesar de que una de las posibles interpretaciones parece bastante más obvia, ciertos detalles visuales no dejan de ser agarraderos para todos aquellos que prefieran buscarle otra explicación. En definitiva, Alex Proyas ha firmado una de las sorpresas de la temporada. Tras un argumento en apariencia ya exprimido en el cine se esconde un auténtico fresco apocalíptico, poblado por situaciones intensas e imágenes dantescas que nos recuerdan lo insignificantes que somos los seres humanos para un universo infinito en el que todo ya ha pasado, y volverá a pasar.

jueves, 2 de abril de 2009

A ciegas (Blindness)


Adaptación del popular libro de José Saramago, “Ensayo sobre la ceguera”, la última obra de Fernando Meirelles (Ciudad de Dios) nos trae la historia de una sociedad que paulatinamente ve como cada uno de sus miembros, sin solución, va quedándose ciego de una forma inhabitual, abrumados por una blancura absoluta. La historia se centra en la supervivencia de un grupo heterogéneo de personas comunes, con el único lazo de unión de haber sido las primeras en haberse quedado ciegas, por lo serán recluidas en una institución psiquiátrica abandonada, con la imperiosa necesidad de adaptarse a su nueva situación con la merma del sentido en el que más confía el ser humano, la vista. Ciertamente se trata de una premisa muy interesante para poder desarrollar la evolución y el devenir diario de los mismos, que el director maneja con un ritmo pausado, adecuándolo al interés del espectador pero que desemboca en un final precipitado y poco desarrollado.

Esta reflexión sobre la condición humana, profunda e impactante en su versión homónima, llega al espectador de manera tamizada, con menos fuerza pero con igual impacto. Es difícil que al acabar de ver esta película cada uno no se pregunte de que pasta está formado el ser humano, capaz de soportar los mayores desagravios, vejaciones y humillaciones, y al mismo tiempo ofrecer una solidaridad y empatía inacabable. Mucha de la culpa de esta sensación final hay que agradecérsela al plantel de actores, encabezados por una fantástica Julianne Moore, que le dota de verosimilitud a cada escena nos identifica con la situación de unas personas normales que de repente se tienen que adaptar a una nueva condición personal en un mundo que ha suprimido cada una de las reglas morales establecidas en pos de la supervivencia de cada uno de sus habitantes.

Es destacable el trabajo de adaptación de una obra tan difícil y personal, con algunos apartados más discutibles como el abuso de los blancos y el exceso de luminosidad, que llegan a resultar incluso molestos, y la demasiado recurrente voz en off, recurso sobre explotado en el cine americano que apuesta por desmenuzarnos y entregarnos cada mensaje en una bandeja de plata, en vez de permitirnos masticarlo personalmente y sacar todo su jugo. Fernando Meirelles nos brinda una obra cerrada y sólida, pero falta de fuerza y profundidad, que tanto puede impactarnos en lo más recóndito de nuestra conciencia como dejarnos indiferentes al respecto, al gusto de la predisposición del consumidor. Ojalá hubiéramos podido ver la primera versión de la película, rechazada por su dureza y efecto en los espectadores y descubrir si es cierto que cada vez más queremos mantener a nuestras conciencias vírgenes de la realidad, posible, e incluso probable.

En resumen, se trata de una obra firme pero no redonda, que seguramente guste a los que no hayan leído el libro original y decepcione un poco a los que sí. Si se puede hacer una recomendación, id a ver antes la película y a continuación leed el libro, como en cualquier adaptación literaria podríamos decir.

miércoles, 1 de abril de 2009

El desafío: Frost contra Nixon


A mí Ron Howard, el director de El desafío: Frost contra Nixon, casi siempre me ha parecido un sosainas. Sus películas carecen de la fuerza necesaria como para que consiga implicarme en la historia que nos cuenta. Con excepciones bastante dignas, caso de Willow, Apolo 13, Una mente maravillosa, Cinderella Man, y la que ahora nos atañe. No espero mucho de su siguiente aportación al celuloide, la adaptación de la secuela de la sobrevaloradísima obra literaria de Dan Brown, El Código Da Vinci (una película insulsa y aburrida a más no poder), y que se titula Ángeles y Demonios.
El desafío: Frost contra Nixon
, es sin embargo una película entretenida, más allá de lo que pueda esperarse, tanto por la autoría del film, como por el tema tratado, para quien no esté muy interesado en saber quién era el segundo presidente norteamericano más abucheado después de George Bush. Debo reconocer que esta fue una de esas ocasiones en las que agradecí meterme en la sala con la incómoda incertidumbre de cómo iba a sobrellevar las dos siguientes horas. Fue una grata sorpresa, tanto en contenido como en forma la película superó con creces mis expectativas, infundadas, todo hay que decirlo, ya que el film cuenta con la presencia del siempre excelente secundario Frank Langella, y el no menos excelente Kevin Bacon. Por otro lado la película, y su director han sido nominados tanto en los premios Globos de Oro, como en los Oscar 2008.
La película se basa en un texto teatral, Ron Howard adapta la obra de Peter Morgan, que gira en torno a unas entrevistas que el periodista David Frost le hizo al presidente Nixon. Por tanto nos hallamos ante un film en el que priman los diálogos frente a la acción. Las entrevistas tuvieron lugar tras el mandato del presidente Nixon, que dimitió a causa del escándalo Watergate, y en ellas el ex presidente confió para poder retomar la carrera política perdida, ganándose a los televidentes, seguro de ganar el duelo ante las cámaras porque no veía en el periodista David Frost un inquisidor al que temer. El actor Michael Sheen hace bien su trabajo interpretando a Frost, pero la sombra interpuesta de Langella/Nixon hace que todos nos sintamos identificados con la propia pequeñez de quienes participan en la contienda televisiva, tan magnética es la caracterización del actor (ni tan sólo los más acérrimos detractores del ex presidente, en la ficción, pueden evitar darle la mano cuando por vez primera se topan cara a cara con él) Destaca la presencia de Kevin Bacon, en el papel de Jack Brennan, admirador incondicional del ex presidente, que lo sigue a todos lados, y que sufre por las consecuencias que se puedan derivar de tan incómodas e imprevistas confesiones televisivas. El actor Langella consigue que veamos al Nixon hombre, con sus mentiras y sus ambiciones, sus debilidades, más allá de la mera caricatura que nos llega a través de los medios. En la película Nixon se pregunta cómo alguien como él, que no es capaz de caer bien a la gente, fue capaz de embarcarse en la farándula política, donde la vida social es tan imperante. La vida está llena de contradicciones, desde luego, es la ambigüedad de la que nos habla la película, aunque no en lo fundamental, cuidado, porque Nixon hizo lo que hizo y a los hechos hay que remitirse; en esa ambigüedad radica la excelencia de una película que nos habla también de los retos y la voluntad, capaces de superar los más estrechos prejuicios clasistas de una sociedad que te impone desde niño qué puedes o no puedes hacer. Nixon llegó a presidente, y Frost, un periodista que, como muchos hoy en día, se acerca más a la figura del showman televisivo que a la del periodista verdadero, fue capaz finalmente de tomarse en serio la profesión y dar el todo por el todo de manera rigurosa, e inesperada.
No pienso que Ron Howard vaya a regalarnos muchas más películas como esta última, su sobriedad, a veces insulsez, denotan una evidente carencia de autoría fílmica, siempre a la sombra de su mentor Steven Spielberg. Esta vez Ron Howard ha tenido la buena fortuna de contar con un excelente libreto, que cualquiera sabe cómo ha ido a parar a sus manos, y por supuesto, unas interpretaciones sobresalientes.

jueves, 12 de marzo de 2009

Gran Torino

Clint Eastwood siempre ha tenido debilidad por los “personajes perdedores”, por aquellos olvidados a quienes no les importa un ápice triunfar, contraviniendo lo que nuestra sociedad pretende inculcarnos desde niños, y poder valer un duro. Sobre todo en la sociedad americana, que es despiadada con el asunto. No, los personajes que pueblan las historias de Eastwood pueden en todo caso moverse por la pasión, les lleve o no al reconocimiento general. El personaje de la nueva película de Eastwood pertenece a esta ralea de "perdedores", y es una vez más, inolvidable.

Eastwood es en mi opinión mejor director que actor, y como actor me resulta  carismático, de presencia magnética y mítica. Durante un tiempo la dirección por la cual Eastwood condujo su carrera como actor y cineasta fue la de apostar por una violencia descreída, con atisbos de moralidad intachable, pero justiciera, y a veces fascistoide. Una senda algo peligrosa, limitada, aunque no siempre, y de la que debía salir de una vez, para poder matizar. Lo hizo magistralmente con Sin perdón, porque el director norteamericano tiene una sensibilidad más afinada aún que la puntería con que dispara a los villanos en cualquiera de los films del oeste o del justiciero Harry en que se ha visto involucrado, y también una sensibilidad ambigua.  Matar a otra persona no es agradable,  acabar con la vida de otro es un acto terrible, es algo tan elemental que debía quedar  por fin constancia en alguno de sus films. Eastwood es el tipo duro por antonomasia en Hollywood, pero la sutileza de su razón y de su corazón van más allá de la simple contundencia de sus argumentos. Eastwood es un tipo duro, pero tiene corazón.

Gran Torino es una grandísima película, no es la obra maestra de Eastwood, no nos dejemos llevar por el entusiasmo, para mi la sublime Million Dollar Baby ocupa ese puesto, junto a Sin perdón. De nuevo el realizador de ceño fruncido hace alarde de sencillez, él nunca va a decantarse descaradamente por uno de sus personajes, no pretende manipular nuestras emociones de manera obvia, no hay un discurso o mensaje oculto en lo que nos cuenta. La historia nos conduce por derroteros inesperados, lo mismo que a Eastwood, que sólo intenta comprender por qué pasan esas cosas, y qué decisión tomarían sus creaciones ante las circunstancias que se les presentan. Las subtramas en los films de Eastwood aparecen y desaparecen sin un previo plan, pero concluyen todas, y finalmente dan sentido a un todo que palpita fuerza, humor, carisma,  tristeza. 

Parece ser que Eastwood ha colgado los guantes abandonando la actuación, que no la dirección. Ésta va a ser  la última vez que podamos gozar del buen hacer de este emblemático tipo duro. La despedida le viene como anillo al dedo. El personaje que interpreta se llama Walt Kowalski, un veterano de la guerra de Corea, jubilado que siempre ha trabajado en la Ford. El anciano es de armas tomar, ceñudo, antipático, agrio, poco respetado por quienes le rodean, que recelan de su mal humor. Kowalski está anclado en el pasado, y los tiempos han cambiado, él deberá decidir si adaptarse o no. Los nuevos vecinos son inmigrantes, pero parece ser que más allá de los prejuicios que asolan al viejo gruñón hay un enorme corazón. Es el Eastwod que permitió con Sin perdón y sobre todo con Los puentes de Madison que entreviéramos los recovecos de su inflexible actitud para con los villanos, o no tan villanos, y poder atisbar la luz que ocultaba. Es Eastwood en estado puro, pero matizado, más sabio que antes, aunque igual de grande.

La búsqueda de una familia ha sido un tema recurrente en la obra de Eastwood, lo mismo que la fe, el perdón y la redención por los pecados cometidos, por una violencia de la que ya no se enorgullece, Gran Torino reúne todos sus grandes temas. El director no nos vomita un rollo moral o intelectual para comunicarnos lo que siente. La historia fluye en esta película construída a base de talento con sublime sencillez, consiguiendo que nuestras emociones estén a flor de piel ante unos personajes que verdaderamente nos importan. Reímos, nos indignamos, y lloramos cuando las cosas pasan en estas apenas dos horas de metraje, algo ya muy poco común hoy en día. Un sentimiento de melancolía me atrapa cuando pienso en que Eastwood pertenece a una generación que ya no tardará más de diez años en abandonar la gran pantalla, sino menos.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Watchmen

El olimpo del fantástico tiene un nuevo inquilino, y se llama Zack Snyder. Después de su toque de atención con la reimaginación del Amanecer de los Muertos de Romero, y su fidedigna adaptación de la visión Milleriana de la batalla de las Termópilas en 300, Snyder se consagra ahora como uno de los autores más admirados, e incluso reverenciados, por parte de la nada despreciable legión de amantes del noveno arte en general, y de la obra magna de Alan Moore en particular. No nos engañemos, Snyder no es, ni de lejos, un director visionario. No ha llevado el cine a territorios inexplorados, ni ha revolucionado la forma de hacer películas. Es más que probable que su obra no sea nunca ni considerada a la hora de repasar la historia del cine. Pero este director tiene las ideas muy claras, unos principios bien fundamentados, un estilo que ya podemos calificar de propio, y unos cojones como dos balones medicinales. Después de asistir al visionado de ese auténtico paraíso visual y narrativo que es Watchmen, a uno le queda la misma sensación que tras 300, pero aún más hiperbolizada. La sensación de que nos encontramos ante una obra valiente, arriesgada, contestataria contra el régimen casi dictatorial que gobierna Hollywood. Una protesta contra todos esos directivos y productores, junto con sus hordas de directores y guionistas sumisos, capaces de prostituir su capacidad creativa con tal de alcanzar su guinda del pastel. Christopher Nolan ya lo hizo hace apenas unos meses con su Caballero Oscuro, dejando boquiabiertos a esa misma panda de directivos que debieron acabar reconociendo que un producto enfocado con seriedad y dirigido a un público específico podía ser tan rentable, e incluso mucho más, que todos esos blockbusters producidos en masa y sin el menor atisbo de creatividad. El Watchmen de Snyder no gozará, ni por asomo, de la excelente acogida de la obra cumbre de Nolan, pero el mero hecho de haberse llegado a realizar y estrenar en su (casi) absoluta plenitud ya supone una victoria histórica en la industria cinematográfica. Pírrica, probablemente, pero victoria al fin y al cabo.

Los logros del Watchmen cinematográfico comienzan desde la más temprana concepción del proyecto, con un Zack Snyder decidido a acometer una de las más fieles adaptaciones jamás realizadas, y un trabajo ejemplar de David Hayter y Alex Tse a la hora de trasladar la compleja e intricada historia narrada por Moore en más de 300 páginas a un libreto capaz de ser representado en pantalla. Tras ver la versión comercial de la cinta, uno no puede sino quitarse el sombrero ante tan encomiable labor, pues estos inexpertos guionistas han sabido captar a la perfección el eje central de la historia, e incluso el de los propios personajes en la mayoría de los casos, manteniéndose alejados de la absurda costumbre de añadir escenas nuevas más allá de las estrictamente necesarias para mantener la coherencia interna del nuevo producto. El mayor miedo que dominaba a los ya conocedores de esta historia era sin duda el que se maltratara a los personajes protagonistas, que se les suavizara para ganar el aprecio del espectador o que se sacrificara su desarrollo en pos de una historia con mayor ritmo. Aunque es cierto que no todos los personajes han sido tratados con el mismo mimo, podemos decir que, en general, todos han sido trasladados de forma más que correcta a la pantalla. De entre todos ellos, sobresale un Rorschach interpretado con absoluta maestría por el desconocido Jackie Earle Haley (en una interpretación comparada en ciertos círculos de público con el Jocker de Heath Ledger), que logra transmitir en todo momento esa contradictoria sensación de atracción/repulsión propia del personaje original. El Dr. Manhattan, respetada su integral desnudez, es protagonista de algunos de los momentos más brillantes de toda la obra, como su historia rememorada durante su exilio, mientras que los planos que comparte con Laurie, especialmente en Marte, son de una belleza estremecedora; el Comediante nos es presentado en su más pura conciencia americana, dejando al espectador la capacidad de juzgar por cuenta propia sus actos, mientras que Búho Nocturno sigue siendo el más cercano al héroe que todos tenemos (o teníamos hasta ahora) en mente. Por el contrario, Espectro de Seda, por falta de desarrollo, y especialmente Ozzymandias, en el que es el mayor error de cásting de todo el proyecto, y por la pérdida de importantes matices del personaje, haciéndolo mucho más sesgado, son los personajes que más han salido perdiendo en la adaptación cinematográfica.

Con un guión y unos personajes fieles a la fuente original, quedaba un escalón realmente difícil de subir: el montaje. ¿Cómo estructurar las mil y una historias que se deben contar para que quede un producto coherente y comprensible? ¿Es incluso posible? A tenor de lo visto, sí, es posible. Posible siempre y cuando se cuente con la disposición del espectador a entrelazar las diferentes piezas que se le van otorgando de forma aparentemente desordenada para armar el enorme rompecabezas que es Watchmen. Snyder opta, una vez más, por mantenerse fiel incluso al estilo narrativo de Moore, huyendo del montaje ordenado cronológicamente y aportando las ya mencionadas piezas del rompecabezas cada una en su debido momento, cuando la historia misma así lo solicita. Con una puesta en escena calcada a la presente en la novela gráfica, incluyendo escenografía y decorados, caracterización de los personajes, e incluso planificación por completo fundamentada en las viñetas (como ya se hizo primero en Sin City, y posteriormente en 300), la aportación artística más propia del director se deja ver casi únicamente en las escasas escenas de acción. Con un estilo incomprensiblemente denostado por gran parte de la crítica, Snyder rueda sus combates siempre a cierta distancia y nos la presenta luego en pantalla con continuas ralentizaciones que no nos hacen sino deleitarnos con las contundentes pero estilizadas coreografías, muy cercanas al cine de los hermanos Wachowski. La mano del director del Amanecer de los Muertos también se deja notar en la extrema violencia, totalmente explícita, presente en gran parte de la película, y que la alejan de nuevo del común de las superproducciones hollywoodienses.

En definitiva, nos encontramos ante un producto absolutamente ejemplar. Una obra que nos muestra que aún quedan en el mundo del cine equipos creativos con agallas, dispuestos a hacer lo que quieren y como quieren, sin la menor de las concisiones a la comercialidad. Una obra ciertamente no recomendable, pero sí recomendada, para todos los públicos. Todos deberían ver Watchmen. Los que un día cayeron hipnotizados por el oscuro magnetismo del cómic, permanecerán cerca de tres horas embelesados ante su obra maestra en movimiento. De los que se acerquen por primera vez a esta historia y estos personajes, una minoría quedará fascinada por esas seis visiones tan diferentes de cómo hacer del mundo un lugar mejor y buscando en ellas su propia respuesta, mientras que muchos otros no aceptarán lo que se les está intentando decir, puesto que no tienen el estómago ni el valor para aceptar la verdad: que los héroes no existen, ni nunca existieron.

viernes, 6 de marzo de 2009

El lector

La novela escrita por Bernard Schlink se tituló Der Vorleser, que literalmente significa “el lector en voz alta”. La película que ha adaptado la obra escrita se ha titulado simplemente El lector, eliminando uno de los aspectos fundamentales, y sentimentales, que hacen de esta historia una entrañable pero al tiempo deprimente reflexión acerca de la ignorancia en tiempos donde la violencia está a la orden del día, literalmente. El director de Billy Elliot y Las horas, Stephen Daldry, vuelve a trabajar junto al guionista David Hare, adaptando nuevamente una novela con tintes traumáticos. La historia de un chico alemán en los años cincuenta, Michael Berg, interpretado por el actor David Kross, que se enamora de una joven treintañera que lo ayuda cuando éste enferma camino de su casa. Al ayudarlo despierta en el jovencito el erótico deseo que ella le provoca, cuando se siente seducido por la solitaria y atractiva mujer, Hanna Smith, una espléndida, creíble y sensual Kate Winslet. Surge entonces lo que podríamos entender como la primera de tres partes de que se compone el film. El apasionante y prohibido romance entre ambos es narrado con una comedida carga erótica, estética, y de intimistas y alegres connotaciones, que nos hacen pensar que realmente hay verdadero amor en la lujuriosa relación de ambos. Michael le lee libros a Hanna en voz alta en cada uno de sus secretos encuentros amatorios, y sin embargo ninguno de los dos se conoce. El entusiasmo de Michael ante su despertar sexual se irá atemperando frente al hermetismo de Hanna, que parece ocultar un gran secreto, porque la entrega no es mutua. En la segunda parte del film algunos de estos secretos saldrán a la luz, y desvelarán un pasado gris en la vida de Hanna. Michael deberá enfrentarse a la otra cara del poliedro que es Hanna, a la cara oculta de alguien a quien todavía ama, pero que definitivamente desconoce.
La película nos habla del holocausto judío, y de cómo la Alemania de la posguerra se enfrenta a la redención y al perdón por lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, juzgando a los culpables, a unos pocos, aquellos que no fueron capaces de enfrentarse al orden establecido, cometiendo las más desdeñables atrocidades, aún bajo las órdenes de aquellos que con mayor jerarquía ordenaban y organizaban el exterminio. El juicio celebrado en Berlín contra antiguos criminales de guerra consigue lavar la cara de muchos que toleraron la ignominiosa actitud de los militares y mandatarios que gobernaron al país. La película viene a apuntar que la aceptación de la injusticia no es precisamente una virtud, pero aún peor, la ignorancia no la justifica. Hanna Smith es analfabeta, por eso quiere que le lean en voz alta, y tampoco parece comprender más allá del puro y elemental cumplimiento de las órdenes recibidas, en las que fue incapaz de ver mal alguno.
En la tercera parte de la película acudimos al cadencioso tic tac del reloj que se apaga cuando Michael adulto es incapaz ya de tener una relación plena con una mujer. En cierta manera parece vacío ante los sucesos del pasado. El actor Ralph Fiennes interpreta al Michael Berg adulto con sobriedad, y con lánguida y veraz mirada, algo perdida cuando recuerda el pasado, creando un personaje dolorosamente vacío. El último tramo es el tramo carcelario en donde se expían las culpas. Sin embargo ninguno de los dos, ni Michael ni Hanna son capaces de olvidar el pasado, pero sobre todo, al menos en el caso de Michael, el pasado en los “Campos de exterminio”.
El lector es una excelente y fascinante película que sin embargo parece quedarse corta en algunos momentos, sin embargo, la ignorancia personificada en Hanna parece prevalecer sobre cualquier otra consideración. No he leído la novela, pero intuyo que la necesidad del perdón por parte de un pueblo avergonzado por su pasado está más presente que en el film de Stephen Daldry.

jueves, 5 de marzo de 2009

La teta asustada


Si al filmar una secuencia de cine el director/a decide mantener fija la cámara durante al menos quince segundos, o más si me apuras, está claro que está siendo pretendidamente lento, por no decir tedioso, en su poética reafirmación del plano, muy lírico si queréis entenderlo así. Es lo que sucede en contadas ocasiones con la galardonada película La teta asustada, que ha obtenido el Oso de oro en el Festival de cine de Berlín (Berlinale). Esta película peruana dirigida por Claudia Llosa, sobrina del escritor Mario Vargas Llosa, nos habla de su tierra natal, a través de la borrosa fábula de Fausta, la protagonista, interpretada por la actriz Magali Solier (Madeinusa), ésta padece un terror oscurantista con raigambre popular. Fausta está convencida de padecer una enfermedad que se contagia a través de la leche materna, la de aquellas mujeres que sufrieron abusos sexuales cuando estaban aún embarazadas, como le pasó a su madre. Ella se cree infectada y le tiene miedo al mundo que la rodea. La poca magia que transmiten las canciones cantadas en quechua atenúan un poco la tediosa narración de la directora, que parece haberse tomado muy en serio lo del minimalismo en una producción de factura tan tímida. Película cargada de realismo nada imparcial que llega a Europa no como fiel retrato de toda una más amplia realidad que rodea a ese mundo miserable que circunda la ciudad de Lima en los cerros, en las chabolitas donde niños y mayores se mueven al son de una sorprendente y a veces risible ingenuidad, cargada de ignorancia. Este es el mundo guachafo (cutre) en el que lo rural y la tradición deciden juntarse con lo contemporáneo, con la ciudad. Es agradable ver con qué inocente alegría se casan y se divierten los personajes que pueblan el pobrísimo espacio que rodea a la ciudad de Lima. Un espacio socialmente separado del nuestro, el capitalista. Entre las chabolas los niños juegan alegres en piscinas horadadas en la tierra, puros agujeros con agua enlodada.
La película no se deja adulterar con mecanismos comerciales, es llana y hermética, sobria, como Fausta, de mirada lánguida. Es una película incómoda en ocasiones, por desesperante, lenta como Fausta misma, que al son del “¡apúrate, apúrate!” parece moverse entre dos mundos, sin atreverse casi nunca a traspasar el suyo propio, el de la tradición, cuya metáfora sea tal vez la patata que lleva dentro de la vagina. Sí, así es, una patata, de la que parece no querer desprenderse, porque le tiene miedo a todo, no sólo al acoso masculino. La parquedad en el trazo narrativo de Claudia Llosa no consigue transmitirnos la carga emocional necesaria para poder comprender a Fausta, y por ello resulta insípida como película. Por ende a aquellos que nunca han estado en Perú les será más difícil entrever la magia que parece destilar por momentos, y que se mezcla con la realidad que envuelve a cada uno de los personajes que ríen, bailan, cantan, y callan en esta silenciosa historia que nos habla de la silenciosa Fausta, una muy digna Magali Solier .