miércoles, 11 de marzo de 2009

Watchmen

El olimpo del fantástico tiene un nuevo inquilino, y se llama Zack Snyder. Después de su toque de atención con la reimaginación del Amanecer de los Muertos de Romero, y su fidedigna adaptación de la visión Milleriana de la batalla de las Termópilas en 300, Snyder se consagra ahora como uno de los autores más admirados, e incluso reverenciados, por parte de la nada despreciable legión de amantes del noveno arte en general, y de la obra magna de Alan Moore en particular. No nos engañemos, Snyder no es, ni de lejos, un director visionario. No ha llevado el cine a territorios inexplorados, ni ha revolucionado la forma de hacer películas. Es más que probable que su obra no sea nunca ni considerada a la hora de repasar la historia del cine. Pero este director tiene las ideas muy claras, unos principios bien fundamentados, un estilo que ya podemos calificar de propio, y unos cojones como dos balones medicinales. Después de asistir al visionado de ese auténtico paraíso visual y narrativo que es Watchmen, a uno le queda la misma sensación que tras 300, pero aún más hiperbolizada. La sensación de que nos encontramos ante una obra valiente, arriesgada, contestataria contra el régimen casi dictatorial que gobierna Hollywood. Una protesta contra todos esos directivos y productores, junto con sus hordas de directores y guionistas sumisos, capaces de prostituir su capacidad creativa con tal de alcanzar su guinda del pastel. Christopher Nolan ya lo hizo hace apenas unos meses con su Caballero Oscuro, dejando boquiabiertos a esa misma panda de directivos que debieron acabar reconociendo que un producto enfocado con seriedad y dirigido a un público específico podía ser tan rentable, e incluso mucho más, que todos esos blockbusters producidos en masa y sin el menor atisbo de creatividad. El Watchmen de Snyder no gozará, ni por asomo, de la excelente acogida de la obra cumbre de Nolan, pero el mero hecho de haberse llegado a realizar y estrenar en su (casi) absoluta plenitud ya supone una victoria histórica en la industria cinematográfica. Pírrica, probablemente, pero victoria al fin y al cabo.

Los logros del Watchmen cinematográfico comienzan desde la más temprana concepción del proyecto, con un Zack Snyder decidido a acometer una de las más fieles adaptaciones jamás realizadas, y un trabajo ejemplar de David Hayter y Alex Tse a la hora de trasladar la compleja e intricada historia narrada por Moore en más de 300 páginas a un libreto capaz de ser representado en pantalla. Tras ver la versión comercial de la cinta, uno no puede sino quitarse el sombrero ante tan encomiable labor, pues estos inexpertos guionistas han sabido captar a la perfección el eje central de la historia, e incluso el de los propios personajes en la mayoría de los casos, manteniéndose alejados de la absurda costumbre de añadir escenas nuevas más allá de las estrictamente necesarias para mantener la coherencia interna del nuevo producto. El mayor miedo que dominaba a los ya conocedores de esta historia era sin duda el que se maltratara a los personajes protagonistas, que se les suavizara para ganar el aprecio del espectador o que se sacrificara su desarrollo en pos de una historia con mayor ritmo. Aunque es cierto que no todos los personajes han sido tratados con el mismo mimo, podemos decir que, en general, todos han sido trasladados de forma más que correcta a la pantalla. De entre todos ellos, sobresale un Rorschach interpretado con absoluta maestría por el desconocido Jackie Earle Haley (en una interpretación comparada en ciertos círculos de público con el Jocker de Heath Ledger), que logra transmitir en todo momento esa contradictoria sensación de atracción/repulsión propia del personaje original. El Dr. Manhattan, respetada su integral desnudez, es protagonista de algunos de los momentos más brillantes de toda la obra, como su historia rememorada durante su exilio, mientras que los planos que comparte con Laurie, especialmente en Marte, son de una belleza estremecedora; el Comediante nos es presentado en su más pura conciencia americana, dejando al espectador la capacidad de juzgar por cuenta propia sus actos, mientras que Búho Nocturno sigue siendo el más cercano al héroe que todos tenemos (o teníamos hasta ahora) en mente. Por el contrario, Espectro de Seda, por falta de desarrollo, y especialmente Ozzymandias, en el que es el mayor error de cásting de todo el proyecto, y por la pérdida de importantes matices del personaje, haciéndolo mucho más sesgado, son los personajes que más han salido perdiendo en la adaptación cinematográfica.

Con un guión y unos personajes fieles a la fuente original, quedaba un escalón realmente difícil de subir: el montaje. ¿Cómo estructurar las mil y una historias que se deben contar para que quede un producto coherente y comprensible? ¿Es incluso posible? A tenor de lo visto, sí, es posible. Posible siempre y cuando se cuente con la disposición del espectador a entrelazar las diferentes piezas que se le van otorgando de forma aparentemente desordenada para armar el enorme rompecabezas que es Watchmen. Snyder opta, una vez más, por mantenerse fiel incluso al estilo narrativo de Moore, huyendo del montaje ordenado cronológicamente y aportando las ya mencionadas piezas del rompecabezas cada una en su debido momento, cuando la historia misma así lo solicita. Con una puesta en escena calcada a la presente en la novela gráfica, incluyendo escenografía y decorados, caracterización de los personajes, e incluso planificación por completo fundamentada en las viñetas (como ya se hizo primero en Sin City, y posteriormente en 300), la aportación artística más propia del director se deja ver casi únicamente en las escasas escenas de acción. Con un estilo incomprensiblemente denostado por gran parte de la crítica, Snyder rueda sus combates siempre a cierta distancia y nos la presenta luego en pantalla con continuas ralentizaciones que no nos hacen sino deleitarnos con las contundentes pero estilizadas coreografías, muy cercanas al cine de los hermanos Wachowski. La mano del director del Amanecer de los Muertos también se deja notar en la extrema violencia, totalmente explícita, presente en gran parte de la película, y que la alejan de nuevo del común de las superproducciones hollywoodienses.

En definitiva, nos encontramos ante un producto absolutamente ejemplar. Una obra que nos muestra que aún quedan en el mundo del cine equipos creativos con agallas, dispuestos a hacer lo que quieren y como quieren, sin la menor de las concisiones a la comercialidad. Una obra ciertamente no recomendable, pero sí recomendada, para todos los públicos. Todos deberían ver Watchmen. Los que un día cayeron hipnotizados por el oscuro magnetismo del cómic, permanecerán cerca de tres horas embelesados ante su obra maestra en movimiento. De los que se acerquen por primera vez a esta historia y estos personajes, una minoría quedará fascinada por esas seis visiones tan diferentes de cómo hacer del mundo un lugar mejor y buscando en ellas su propia respuesta, mientras que muchos otros no aceptarán lo que se les está intentando decir, puesto que no tienen el estómago ni el valor para aceptar la verdad: que los héroes no existen, ni nunca existieron.

4 comentarios:

Gabriel Arrom dijo...

A mi la película me aburrió en algunos momentos. Contar muchas cosas acerca de los personajes no los hace más interesantes, el arte de saber hablarnos de personajes que realmente nos importen apenas existe ya. Rorschach es el que más importa con mucha diferencia, es lo mejor de la peli. Con la salvedad de algunas cosas, como algunos argumentos del Dr. Manhattan algo vacíos en mi opinión (en la peli), aunque se vistan de seda intelectual, la película es visualmente buena, y honesta, no se corta con la violencia, y tiene escenas chulísimas.

- SPOILER - El final, si es así en el cómic resulta algo triste, (imposible hoy día, díselo a Israel y a Palestina, por poner sólo un ejemplo), y lamentable por parte del Dr Manhattan y sobre todo Ozimandias que hace gala del más asqueroso "utilitarismo" americano, donde es mejor que muera uno aunque inocente, si es para el bien de la mayoría (eso le pasaba a los negros)- fin SPOILER -

Por otro lado seguro que el comic tiene muchos matices que se pierden en la película, y seguro que haberlo leído ayuda, tiene muy buena pinta, en ello estoy. De momento me gusta mucho más "300" como película, pero tendré que ver la versión extendida, creo que merece la pena.

Dead Mad Joker dijo...

Está claro que es una película, por una vez, realizada más para el lector del cómic que el público en general, lo cual no deja de ser un auténtico suicidio comercial, pero bajo mi punto de vista una acción muy loable. Aún así, no creo que necesariamente vaya a decepcionar a los "no lectores", ya que la película conforma un conjunto coherente y completo. Mucha gente la está tildando de larga y aburrida, pero vamos, muchos también lo hicieron con Benjamin Button, otro ejemplo de película que se toma el tiempo que considera necesario para contar lo que tiene que contar. Yo soy por lo general partidario de las películas largas, siempre y cuando se cuente algo interesante y además se haga bien. Y creo que Watchmen cumple con ambos requisitos.

No creo que cuente muchas cosas de los personajes. Por ejemplo, me gustó mucho que al Comediante nos lo muestran en las 3 escenas concatenadas durante el funeral, a través del recuerdo de sus compañeros. Con Manhattan igual, en su llegada a Marte se ventilan del tirón los momentos fundamentales de su historia. Bajo mi punto de vista, se nos cuenta lo necesario para que podamos conocer al personaje y, en algunos casos, las motivaciones que los mueven.

Sobre los argumentos de Manhattan, creo que la intención (primero de Moore, luego de Snyder) está lejos de ser un arrebato intelectualoide, sino más bien representar un punto de vista totalmente inaceptable por el ser humano en el que se prima la racionalidad natural por encima de cualquier tipo de sentimiento. Tras el accidente, Manhattan deja de ser humano, se libra casi por completo de los sentimientos, y pasa a ser simple materia pensante, limitándose a análisis del tipo causa-consecuencia.

-SPOILER- Y sí, el final es tristísimo, representa la derrota última de aquellos que se consideraban a sí mismos héroes o salvadores, y no se posiciona en ningún momento a que esa solución es correcta o no. Al igual que con las formas de actuar de cada personaje, es al propio espectador/lector a quien le toca decidir. Habrá gente que pensará que es moralmente mejor que mueran unos pocos para que la mayoría se salve (como Ozzymandias, y con su decisión última, el resto de personjes). Y habrá gente que pensará que es mejor mantenerse fiel a unos límites de moralidad aunque ello represente una amenaza para la mayoría (Rorschach).

Gabriel Arrom dijo...

Respecto a lo que dices de las intenciones de Alan Moore tengo claro que sólo plantea cuestiones que deja al lector o al espectador en el caso de Snyder para que las resuelvan. No está diciéndonos que la forma en que se han de resolver las cosas deban ser así, que él puede estar o no de acuerdo. Además creo que siendo norteamericano incluso tengan más sentido ese tipo de cuestiones. A mí esa clase de planteamientos me han gustado, me parezcan finalmente alegres o tristes en la historia/película.
A mi sí me han aburrido algunos trozos de la peli porque no llegan a importarme de veras los protagonistas...aunque me gusten las apariciones del Comediante y Rorschach me importe de veras, me gusta mucho el personaje.
En fin, a mi parecer algunos altibajos hacen que como peli no me parezca redonda. Desde luego no me parece mala. Pero a gustos colores.

Diego dijo...

A mí me gustó también más 300. Pero el post es muy, muy interesante.