lunes, 5 de enero de 2009

RocknRolla


Rápida y fugazmente os olvidaréis de esta película dirigida por el ex de Madonna, Guy Ritchie. Sí, ya sé que parece lamentable que uno se acuerde de este señor por ser el ex de la famosa reina del pop, pero es que aparte de Snatch. Cerdos y diamantes, servidor apenas sabe nada más, y ésta tampoco la vi en su momento. El escaso interés que siento ahora por el director se debe principalmente a que en estos momentos se encuentra rodando la para mí esperada Sherlock Holmes, con Robert Downey Junior en el papel del detective. No sabría decir qué se puede esperar, la elección de Downey Junior aunque extraña no me disgusta en absoluto, y la elección de Guy Ritchie tras ver RocknRolla me deja indiferente. RocknRolla es una película divertida y entretenida, hay que reconocerlo, pero al cabo de poco tiempo la misma idea de la película se difumina y acaba por evaporarse. La historia gira en torno a unos mafiosos que luchan por ocupar su particular reinado de corrupción en Londres, comprando terrenos ilegalmente y moviendo dinero de un sitio a otro, dinero que por supuesto desea cualquier criminal que se precie en la ciudad, desde políticos corruptos a ladrones sin la mayor importancia. Parece ser que el director se mueve bien por los terrenos del humor negro, de la violencia canalla, los chistes cargados de insultos, y los robos perpetrados esta vez en el submundo londinense, a través de efectistas movimientos de cámara, y donde su particular mitología de yonkis, asesinos sin escrúpulos, y corruptos trajeados se pasean y delinquen a sus anchas. Gerald Butler da vida a "Uno Dos", un ladrón de poca monta que parece llevarnos de la mano por los caminos de la perdición suburbial de Londres. Butler consigue arrancarnos unas cuantas sonrisas mostrándonos su faceta cómica, apartándose de su ya icónica imagen de Leónidas en la película 300, y de la que se aprovecha Ritchie. El también espléndido Tom Wilkinson da vida a un mandamás del crimen organizado que decide dejar de lado las drogas para invertir esta vez en el sector inmobiliario, su espléndido trabajo beneficia mucho a esta irregular producción. Y es que narrativamente la película resulta algo desigual, con un muy buen comienzo y con momentos en donde lo narrado apenas tiene importancia. Un conjuto de set pieces, que componen el mural de historias paralelas, destinadas a converger en el definitivo acto de violencia a través del cual se supone el puzle acabará por solucionarse.
La fórmula de Guy Ritchie, sobre todo para quien ve por vez primera una película del director, funciona, en general resulta muy entretenida, aunque a veces parezca que los personajes deban adoptar una fingida pose para poder rellenar el lienzo de ocurrencias y tópicos que conforman esta historia de casi dos horas de duración.

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