jueves, 8 de enero de 2009

Australia

Con aires de superproducción de los años ’50 llega a nuestras pantallas la nueva película de Baz Luhrmann, el controvertido director de Romeo + Julieta y Moulin Rouge. Lo mejor que se puede decir de Australia es que en sus casi tres horas de duración no llega a hacerse cansada, aun tratándose de una historia hasta cierto punto ya manida y que no llega a sorprender en ningún momento. La clara división de la película en actos marcadamente diferenciados ayuda a mantener al espectador entretenido y pendiente de la historia que transcurre en pantalla. Tras un comienzo ciertamente desesperanzador, plagado de situaciones desenfadadas ajenas al tipo de producto que se presumía, la cinta logra encauzar rápidamente el rumbo pretendido y a medida que transcurre la historia ésta se va oscureciendo y dejando atrás las notas más humorísticas de los primeros compases. Sin embargo, el problema radica en que lamentablemente Luhrmann se muestra incapaz de conectar emotivamente con el espectador y aún haciéndonos testigos de desastres como el bombardeo de una ciudad o de una misión plagada de niños, por imposible que parezca no logra emocionarnos por lo reticente que se muestra el realizador a mostrarnos la verdadera dimensión de la tragedia. Así, tanto este esperado tramo final anunciado desde los mismos comienzos de la película como los diferentes episodios dramáticos que van aconteciendo a lo largo de la historia fallan completamente a la hora de despertar los supuestamente pretendidos sentimientos de angustia o tristeza. La presencia de unos personajes absolutamente planos y carentes de interés, propios de una desfasada visión maniquea de la condición humana, no ayudan tampoco a que nos sintamos en ningún momento identificados con los protagonistas y contribuyen a mantenernos en todo momento alejados emocionalmente de lo que estamos viendo. Por tanto, Australia debe ser vista no como un producto serio sobre la guerra o el racismo (temas que se tratan de forma directa en la película) sino como una entretenida película romántica de aventuras, con el agradable y colorido estilo visual tan propio de Luhrmann, y con las siempre correctas interpretaciones de Nicole Kidman y un Hugh Jackman en clara trayectoria ascendente. Con todas sus deficiencias, es sin duda un producto más que recomendable para pasar una distendida tarde de estas fiestas navideñas.

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