viernes, 30 de enero de 2009

Revolutionary Road (Crítica 2)


Sam Mendes sigue empeñado en mostrarnos la familia desde su perspectiva poco convencional. Recogiendo el testigo de American Beauty, el realizador británico nos vuelve a mostrar su peculiar punto de vista según el cual la familia supone un sacrificio de la individualidad en pos de una existencia colectiva en la que el conjunto familiar reemplaza a esa individualidad como unidad existencial. El sacrificio del yo por el nosotros. ¿Es necesario ese sacrificio? ¿Salimos ganando al realizarlo? ¿Se puede formar una familia sin renunciar a uno mismo? Cada cual tendrá sus propias respuestas a estas preguntas, y Mendes tiene las suyas. Como ya dejara ver en su debut cinematográfico, su posición al respecto es más bien pesimista, pero le atribuye la culpa no al proceso en sí, sino a las personas mismas. Son las personas quienes, consciente o inconscientemente, deciden ceder a un estado de pasividad ante las circunstancias y dejar que éstas les controlen a ellos y no a la inversa. La historia de Revolutionary Road es la historia de una pareja que se pensaba por encima de todas estas cosas y que, por supuesto, se engañaba. Una historia fiel al estilo de su director en la que la tragedia pende en todo momento de un ya desgastado hilo que se sabe va a romperse en cualquier momento. Para representar a la pareja, que copa la práctica totalidad de los planos del film, Mendes escogió a los mediáticos Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en lo que a posteriori queda patente que fue una excelente elección. Si de la calidad interpretativa de Kate Winslet ya no teníamos ninguna duda, y en esta película vuelve a deleitarnos con una gran interpretación, la elección de DiCaprio para cargar con el peso de semejante papel era ligeramente arriesgada, puesto que a pesar de haber demostrado sus correctas cualidades, no había llegado a destacar especialmente en ningún papel. Afortunadamente, Mendes ha sido capaz de sacar todo el potencial presente en el actor y éste ha configurado el que es sin duda el mejor papel de toda su carrera. Gracias a las dos excelentes interpretaciones, somos testigos de los continuos vaivenes emocionales de la pareja, alzándonos hasta la más alta ilusión para caer a continuación hasta el pozo más profundo de la desesperación. La soberbia labor de la pareja protagonista se ve acompañada por unos secundarios igualmente inspirados que a pesar de contar con pocos minutos en pantalla, éstos son suficientes para cincelar unos personajes cargados de ingenio entre los que destaca por encima de todos el personaje del trastornado John Givings, interpretado con maestría por Michael Shannon, y que protagoniza los momentos más delirantes a la par que socarronamente sinceros de toda la película y que nos retrotraen al humor negro del que hacía gala la ya mencionada American Beauty. El conjunto de guión e interpretación se ve envuelto de la siempre perfecta dirección de Sam Mendes, que con ya cuatro películas a sus espaldas se consagra como uno de los mejores directores actualmente en activo. La forma de rodar de Mendes sigue fiel a su estilo del todo clásico, donde cualquier detalle está cuidado hasta el exceso, y en el que cada plano es una fotografía perfectamente encuadrada y enfocada, aunque en más de una ocasión el director se toma la libertad de mantener la acción de la escena en un segundo plano desenfocado para centrar nuestra atención en la expresividad de los protagonistas. Revolutionary Road es una de esas películas para disfrutar del cine. Buena historia, buenos personajes, buenas interpretaciones, y buena dirección. Un conjunto envidiable en estos tiempos y que por tanto no se debe dejar pasar por alto.

Ficha IMDB

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi no me gustó..me pareció muy larga para tan sólo narrar una historia: la decadencia de la pareja. Para eso hubiera visto una telenovela y me ahorro ir al cine :(

Anónimo dijo...

A mí me gustó mucho.La actuación de los dos,y la historia hace lucir a los actores que son excelentes.
Un matrimonio en decadencia, navega sin rumbo sobre aguas que no llegan a buen puerto,drama con real vigencia.Vale la pena.

Anónimo dijo...

A mi no me gustó. Sobre todo el final me pareció que tuvo cero que ver. Una crítica que hago es que nunca me enteré que tenían hijos hasta casi el final de la película, donde aparecen tres segundos. Realmente no me vendieron la historia, o, en otras palabras, no me convenció. La película pudo haber terminado mucho antes y quedar mucho mejor. Al continuarla, lograron que queden escenas colgadas. Pero es verdad lo que dijeron en el primer comentario. Si lo que quería demostrar el director era una pareja en decadencia, donde se debe renunciar a la individualidad en pro de la familia, la película podría haber sido mucho más corta, con mucho menos vueltas y de ese modo hubiese causado el impacto emocional que se pretendía.
Creo que si recibió críticas positivas fue mas que nada sólo por los actores, más que por la actuación o lo que la película quiso dar a ver en sí...
En definitiva... creo que el error fue en que el enfoque que se pretendió dar a la película se disipa por ser muy larga la misma y tener un exceso de escenas irrelevantes.

un saludo y gracias por leerme.

Anónimo dijo...

Me parece una película muy curiosa en cuanto al sinfin de visiones que provoca. Es tremendamente cómico ver como al acabar la película, una gran mayoría de las personas la critican usando modos y palabras bien parecidos a los personajes banales que aparecen en el filme, y lo más increíble es que no se han dado cuenta de que estos personajes son una comedia ofensiva sobre ellos mismos.
Los que salen anonadados del cine o con cara de susto son los que realemnte la entendieron...los que quizás estaban cerca de esa 'locura' o quizás percibian ese desespero. O más bien ven todos los días la mentira delante de sus ojos.
Esta película no habla de la decadencia de una pareja. ni de familia, joder, no habeis entendido nada.
Habla de banalidad. Habla de valentía. Habla de qué es ser extraordinario. Habla de la locura.

Someone dijo...

A mi me pareció una película excelente, quizás por los actores, quizás por el tema... creo que esta es una crítica que ilustra muy bien lo que verán en la pantalla para quienes no la han visto.

Anónimo dijo...

Gran película. Parece ser que hoy en día lo que no tiene un final feliz o lo que es tremendamente frío (como es ésta película) no vale y hay que criticarlo...Pero como alguien bien dice aquí, la finalidad de la película no es la de hablar de la decadencia de una pareja, sino que va mucho más lejos. Muestra cómo hay personas que a pesar del tiempo siguen soñando y quieren VIVIR, gente valiente que es capaz de arriesgar su vida por seguir sus sueños obedeciendo sus instintos. Se aprecia la sociedad en la que vivimos, en la que todo parece ir bien, en la que nos han educado a trabajar, nos han creado necesidades, nos han enseñado a creer que hay que "sentar la cabeza" cuando se forma una familia y que después de eso el "yo" pasa a ser "nosotros"... en definitiva que tiremos del carro y dejemos de ser nosotros para convertirnos en todo el mundo. Sólo los soñadores, los valientes y los que arriesgan siguiendo sus instintos por encima de todo, habrán entendido la película. A los demás simplemente les quedará el sabor amargo y la frialdad con la que Sam Mendes (fiel a la novela de Richard Yates) dirige la historia.

Unknown dijo...

Me ha parecido que esta película logra crear una gran empatía con el espectador. Además, hay que reconocer que Sam Mendes sabe elegir muy bien sus historias, su reparto y en general su equipo. Revolutionary Road denota una profesionalidad tan exquisita como artesanal, y la trama está narrada con grata templanza, intensificándose de forma regular con la interacción de la pareja protagonista. Por otra parte la gravedad de sus conflictos y la valía de sus actuaciones no se equilibran con el real interés de sus personajes, con lo que flaquea la fuerza necesaria para que las situaciones arrebaten el ánimo y trasciendan sus estampas de disputas comunes, singularizadas en ocasiones por la aportación de un gran Michael Shannon como hijo de Kathy Bates.