martes, 18 de noviembre de 2008

The Fall (Crítica 1)


Avalada por el premio a la Mejor Película en la edición de 2007 del Festival de Sitges, The Fall supone la vuelta del realizador hindú Tarsem tras su ópera prima The Cell (La Celda). Cuando uno sale de ver esta película no puede evitar sentirse en cierta medida decepcionado porque lo que podría haberse convertido en una gran película de fantasía se queda lamentablemente a medio camino. Las intenciones del realizador son francamente buenas, estructurando la historia a partir de la alternancia entre fantasía y realidad (como ya hemos visto en películas anteriores como La Princesa Prometida o la más reciente El Laberinto del Fauno). El problema radica en que mientras que la historia real posee una gran fuerza a la vez dura y emotiva, la historia fantástica carece por completo de esa fuerza necesaria para sostenerla a lo largo del metraje. De esta forma, la relación afectiva que establece la niña con el hombre, primero de amistad y luego ya casi como una veneración, así como los desórdenes emocionales que padece el hombre a lo largo de la película suponen los mayores aciertos argumentales. Por el contrario, cuando se trata de la historia imaginada, el espectador debe sacrificar desde un principio toda coherencia interna del cuento por su propia naturaleza de cuento, sujeto en todo momento (o casi todo) a los caprichos de la niña. Esta falta de coherencia, totalmente intencionada, no debería ser excusa para la ausencia casi absoluta de un desarrollo mínimamente lineal e interesante, lo que acaba provocando que el espectador se desentienda de lo que está pasando en el cuento. Afortunadamente, al final de la historia se alcanza un verdadero clímax y ya por fin el cuento adquiere la fuerza que debería haber mantenido durante todo su desarrollo. Es en este momento cuando todos los elementos anteriores confluyen en un final emotivo y desgarrador a la vez, en el que las fronteras entre realidad y fantasía desaparecen tanto para la niña como para el hombre, estableciéndose una brutal batalla psicológica entre ambos por el final del cuento.

Para paliar las deficiencias argumentales del cuento se nos ofrece una puesta en escena impecable en la que los vivos colores y la mera belleza de las imágenes llegan a ser suficientes como para hipnotizarnos por completo y hacernos olvidar la falta de historia. Paisajes, vestuario, coreografías, absolutamente todos los planos son visualmente espléndidos, conformando un auténtico cuadro surrealista en movimiento que contrasta sobremanera con la gris y decadente puesta en escena de la realidad. Así pues, nos encontramos ante una más que interesante propuesta de un realizador muy personal, que logra solventar en parte los errores cometidos en su anterior obra, pero al que aún le falta dar algunos pasos para poder llegar a ofrecernos la gran película que sin duda es capaz de hacer.

Ficha IMDB

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