miércoles, 4 de febrero de 2009

La duda


Mientras veía La duda no podía evitar pensar en Sor Carmen, una monja que, siendo yo un retaco, decidió estirarme las orejas hasta hacerlas sangrar, literalmente. Allí, suspendido de las orejas, mis amiguitos contemplaban inquietos. La muy bruja no consiguió que luego, más adulto, pasara a ser un llorón quejoso sin criterio, ni siquiera tras un encuentro tan desafortunado. Y en fin, que la actriz norteamericana Meryl Streep me recuerda a la monja en cuestión, y yo diría que a mi madre también, sobre todo físicamente. La hermana Aloysius Beauvier es muy dura, es inflexible, es de las que creen que una férrea disciplina desde la más tierna infancia es la mejor manera de llevar a los retoños por el buen camino. Pero en este colegio católico del Bronx se ha colado un intruso, un carismático sacerdote, el padre Flynn, encarnado por el actor Philip Seymour Hoffman, que no comparte aquello de “la letra con sangre entra”. La hermana Beauvier comenzará una cruzada personal contra el sacerdote cuando sospeche que éste ha abusado del nuevo alumno, Donald Millar; un niño negro que ve en el padre Flynn un protector capaz de tratarlo con afecto. Tanto Meryl Streep como Philip Seymour Hoffman realizan un trabajo espléndido, y en general, yo diría que no hay ningún secundario que desmerezca las brillantes actuaciones de los primeros, en especial Amy Adams, la tímida hermana James.
La película está basada en una obra ganadora del Premio Pullitzer y de un Premio Toni en su adaptación teatral. El director John Patrick Shanley
realiza un encomiable trabajo, la película parte de una historia muy sencilla, pero lo suficientemente jugosa como para hincarle el diente y hacer de la obra una película. La duda trata sobre todo del estado de incertidumbre en el que nos hallamos sumidos en numerosas ocasiones, cuando somos incapaces de hablar de la “verdad de un hecho”. Dudar nos puede llevar a la inacción ante la falta de certeza, pero en contadas ocasiones uno cree que a falta de ella, y dadas unas determinadas circunstancias, deberíamos “mojarnos” y entrar en acción. Se dice que en tiempos de crísis es mejor tener un líder que tome decisiones expeditivas sin el apoyo de la certeza, que uno que siga las más estrictas precauciones ante la duda. La hermana Beauvier pertenece a la primera clase, quien careciendo de pruebas, y guiándose de la intuición, es capaz de luchar fieramente por expulsar al padre Flyn. Un interesante debate que nos hará oscilar entre uno y otro a lo largo del metraje. La duda es una propuesta sobria, madura, y que da que pensar, al menos un rato, que no hace daño a nadie.

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